Acaban de pasar dos semanas de gran estrés en mi vida. Sin un sólo momento libre y en la que tuve que hacer cosas contra reloj y algunas simultáneamente. Ahora estoy tumbada en un camastro de uno de lo hoteles más consentidores del mundo. Apenas llegué, me dieron una gran jarra de agua fría (perfecta para los 28ºC). Después una limonada. Poco más tarde una señora pasó con unas uvas heladas que saben, ¡deliciosas! Ahora estoy leyendo Harry Potter mientras disfruto de la brisa. Enfrente de mí un hombre guapo, bueno dos y soy feliz viéndolos bajo el anonimato que te dan un par de lentes bien oscuros. En un rato un poco de langosta para saciar el apetito. Cuando vuelva a la realidad me preocuparé por la dieta, el trabajo y las deudas que se me esperan. Por ahora, sólo disfrutaré el cumpleaños más raro de mi vida. Sola, con mis locos pensamientos y la esperanza de que pronto olvidaré lo que tenga que olvidar y encontraré lo que tengo que encontrar.