Tengo una amigo que se dice frutabófico. Resulta que odia cualquier fruta. Al principio yo no podía entenderlo, hasta que me dijo: ¿cuál es la fruta que más odias? -De inmediato pensé en la papaya, tan viscosa y apestosa ella- Y el me contestó: Pues eso siento yo por TODAS las frutas. Ahí lo comprendí todo. Pero hoy a la hora de la comida, mientras comentábamos nuestras fobias por ciertas frutas, caí en la cuenta de que mi verdadero conflicto con ellas se debe a mi baja o nula tolerancia a la frustración. Por ejemplo, el mango es delicioso pero hace años que no lo como porque la última vez que lo hice me supo súper amargo, ¡pero si se veía delicioso! ESE es el problema. Una fruta puede verse exquisita, con colores brillantes, parecer de consistencia firme y una espera un sabor dulce a la primer mordida y en cambio resulta ser ácido, aguado y mayugado. (Ah si que sigo hablando de frutas verdad, me perdí un poco). Bueno pero lo mismo me sucede con los hombres, parecen pensantes que te llevas chido, que hay incluso algo de química, para que después resulte en un patancillo que no sabe ni siquiera como marcar un teléfono. Eeeen fin.
Ya conocí al amigo fruti fóbico jeje
Me gustaMe gusta
jjijijiji.
Me gustaMe gusta
Amé lo de aguado, ácido y mayugado…
Me gustaMe gusta