Todo es culpa del encierro: me pongo a oir música y me entra lo cursi. Estaba recordando lo bien que la pasé el sábado. ¿La razón? Pues que bailé y bailé. Es que yo, como Billy Elliot, cuando bailo siento como si todo a mi alrededor desapareciera. Como si me sumergiera en una burbuja donde nadie me ve y donde mi verdadero yo, el vulnerable, pudiera salir y expresarse. Lo curioso es que seguramente eso lo sienten muchos al escribir, pintar, o crear alguna obra artística. A mí nada de esos talentos se me dieron, canto mal, no toco ni la puerta, pero eso sí, pónganme un beat, el que sea, y saco un pasito. De niña, como muchas, iba al ballet, al jazz, una que otra vez al hawaiano (pero la neta ese baile me daba risa y no me la creía) al baile regional (sí, se bailar el Tico tico y el Son de la negra entre otros) pero las clases no superaron mi odiosa etapa de la pubertad. Fue ahí cuando descubrí las cumbias y las fiestas y que encima de todo, el baile puede ser divertido (!!!). Luego pasé por una etapa en donde me daba pena hacerlo en público porque llamaba demasiado la atención y qué oso ponerme a ligar (aunque usted no lo crea) y ahora la verdad es que he caido en un estado en el que me da igual si media fiesta me critica. Yo me divierto y siento esa electricidad fluir por mi cuerpo. (eh eh eh)
Soundtrack: Electricity de Elton John.
¡La vida si es necesario! jaja
beso!!!! Mon
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Me consta que dejas todo en la pista, esguinces-de-boda incluidos. Jeje. Abrazote!
Mon
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